Las casualidades, suceden por algún motivo
Tengo amigas que me repiten sin cesar que escriba un libro contando las peripecias de mis últimos años. Yo me río mucho cuando me lo dicen! Y quizás no sería mala idea... Pero miro tanto hacia delante que no me imagino pasando horas y horas contando el pasado. Además, ¿Yo que me paso el día quejándome de que no tengo tiempo de nada?
Sin embargo, he empezado a valorar que quizás comenzar a escribir en este blog algo más personal, no es tan descabellado. Al fin de cuentas, soy una persona muy reflexiva que muchas veces, sobre todo antes de dormir, echo de menos con quién comentar lo que me viene a la cabeza. Incluso a veces pienso que sería útil para alguien! Así que, ¡allá voy! Esperando ser de ayuda o plantar una semilla en quién me lea.
Me ha parecido que,la mejor forma de empezar esta iniciativa, era compartiendo una de mis reflexiones de esta mañana sobre las casualidades de mi vida. ¿Sabéis que he pasado de tener un jefe que se llamaba Juan Martí a uno que se llama Juan Martín? Pues pensando esto ha comenzado mi reflexión matutina.
La verdad es que en los últimos dos años las casualidades no han dejado de pisarme los talones. ¿Son señales? ¿Es el destino? Pues depende, y ahí va mi reflexión.
Me gusta pensar en dos tipos diferentes de casualidades, las del subconsciente y las mensajeras. ¿Cuáles son las del subconsciente? Las que nos pasan continuamente! De pronto, todos los niños se llaman como el nombre que hemos elegido para el nuestro, o todo el mundo lleva el coche que nos acabamos de comprar, o vemos parecidos a todo el mundo con alguien que acaba de salir de nuestras vidas.... Este tipo de casualidades pienso que en realidad son fruto de nuestros pensamientos y no casualidades en su defecto, pues nuestros pensamientos dirigen nuestra atención a lo que les interesa entre todo lo que capta nuestro subconsciente.
Las casualidades importantes para mi, y de las que quería hablaros, son las mensajeras. Considero que éstas, no tienen mucha explicación en el momento en que ocurren, pero antes o después nos dan una explicación, más o menos profunda, de la que debemos aprender algo. Ya decía Platón "Nada sucede por casualidad, en el fondo las cosas tienen su plan secreto aunque nosotros no lo entendamos".
Por ejemplo, me ha pasado miles de veces que miro el reloj a las 11:43 de la mañana. En esos minutos exactos. Para mi es un número que me recuerda una fecha especial, y las primeras veces pensaba, "¿en serio?¿Con la de minutos que hay en el día?" Pero con el tiempo he llegado a la conclusión que lo que me recuerda esa hora es una época de mi vida demasiado importante que sentó la base de la persona que soy ahora, una época que en su momento quise borrar de mi historial a la fuerza y que sin embargo he de recordar más a menudo.
Por ejemplo, me ha pasado miles de veces que miro el reloj a las 11:43 de la mañana. En esos minutos exactos. Para mi es un número que me recuerda una fecha especial, y las primeras veces pensaba, "¿en serio?¿Con la de minutos que hay en el día?" Pero con el tiempo he llegado a la conclusión que lo que me recuerda esa hora es una época de mi vida demasiado importante que sentó la base de la persona que soy ahora, una época que en su momento quise borrar de mi historial a la fuerza y que sin embargo he de recordar más a menudo.
¿Demasiado rebuscado? Bueno, la vida es rebuscada! Sinó, os cuento mi última causalidad! Coincidí con un chico que conocí hace 7 años. Un chico que conocí una noche, con el que estuve hablando toda la noche, que captó mi interés pero del que nunca más supe. Todos estos años guardé su teléfono sin ningún motivo, simplemente no lo borré. Pues bien, hace cosa de dos meses comencé a hablar con él a través de una aplicación sin que ninguno de los dos nos reconociéramos, y al intercambiar los números de teléfono, TACHAN! "Oye, que yo te conozco". Era surrealista! Pues después de 7 años nos estamos conociendo! Increíble, no? Aunque la historia no acaba tan bien como suena, porque a pesar de que hemos conectado a la primera...no es buen momento. ¿Y sabéis que? Yo creo que volveremos a coincidir cuando sea el momento o, confío en que la vida me explique por qué hemos coincidido ahora.
Y esa es mi reflexión. Creo que las casualidades tienen un por qué, que probablemente no sabemos interpretar en el momento, pero si reflexionamos al respecto al cabo de un tiempo, sabremos por qué nos reencontramos con esa persona, ese recuerdo, o esa circunstancia. Lo más fácil al reencontrarme con este chico hubiera sido pensar que es cosa del destino, que debemos de estar juntos, casarnos y tener muchos hijos. Pero hoy sé, después de mi experiencia, que esta casualidad debe de tener otro por qué, y algún día pasaré por aquí a contarlos cuál era.
Vivir las casualidades intensamente y no os dejéis llevar por vuestros pensamientos! Ver siempre el lado de aprendizaje, pues siempre lo hay.
Y si os ha gustado el tema, os dejo un enlace a una publicación de La mente es maravillosa, donde tratan el tema.
¡Qué tengáis buen día!
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