Lo que sabemos de los Reyes Magos

"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo '¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente y venimos a adorarle'". (Mateo 2:1 1-12)

Hoy, millones de personas hemos salido a la calle, para acompañar a los más pequeños en la ilusión de ver pasar a sus Majestades los Reyes Magos. Y mañana, nos levantaremos bien temprano, pero sin quejarnos, para abrir los regalos que nos hayan dejado en nuestro hogar. La alegría nos invade al ver la ilusión de los más pequeños y, los no ya tan pequeños, nos teletransportarmos al pasado reviviendo cuando éramos unos niños... Tanto, que somos capaces de volver a sentir como nos costaba dormir, lo nerviosos que nos poníamos al verlos...Y, no es para menos! Porque estos tres personajes, desde el siglo V llevan la magia por todos lados!

Así nos lo demuestra un mosaico del siglo VI que encontramos en la basílica de San Apollinare Nuovo, en Ravena (Italia), que nos muestra a los Reyes tal y como los conocemos hoy en día. ¿Hacéis cuentas de cuántos siglos son?

Melchor, Gaspar y Baltasar, son mágia, pero también tres hombres muy sabios, hombres de La Ciencia, amantes de los astros y que tienen conocimiento de las Sagradas Escrituras. No sabemos mucho de ellos, pero los historiadores piensan que, en aquellos tiempos, pudieron haber pertenecido a la religión zoroastra o ser parte de la casta sacerdotal medo-persa. Sus conocimientos y estudios en astronomía, de hecho, les ayudó a seguir la estrella para llegar hasta Jesús. Se dice, que probablemente fue mientras observaban el cielo, cuando se produjo una conjunción triple entre Júpiter, Saturno, la Tierra y el Sol! La señal que les hizo ir hacia Jerusalén, y hasta Belén.

Su apariencia no es indiferente, nos muestran las tres edades del hombre: la vejez (Melchor), la madurez (Baltasar) y la juventud (Gaspar); y a la vez simbolizan las tres razas que se conocían en su día: asiática (Gaspar), europea (Melchor) y africana (Baltasar). ¿Por qué? Porque no quieren que nadie no se sienta identificado con ellos! Grandes, pequeños y de cualquier punto del mundo!

Algunos textos dicen que antes viajaban en un elefante, un camello y un caballo. Claro, que con el tiempo, terminarían decidiéndose por el camello, por su alta resistencia para atravesar el desierto. Y ahora, incluso vemos que se han ido adaptando a nuestros actuales medios de transporte! Ya que a mitad del siglo XIX, cuando comenzaron a traer regalos a todos los niños, se dieron cuenta que esto les facilita mucho las tareas de reparto y transporte. No todo puede ser magia!

Y es que, ya casi no nos acordamos! Pero antes, los reyes no repartían regalos, ni paseaban por las calles en las cabalgatas que conocemos hoy en día!
Tras su adoración al niño, crearon la tradición ya en el Imperio Romano, de intercambiar regalos en este día, y durante siglos y siglos se organizaban rastros y mercadillos de regalos en muchas ciudades. Pero los reyes no eran capaces de llegar a todas las casas... Y además, se atravesaron muchos conflictos durante la historia que hizo muy difícil su tarea...

Sin embargo, a mitad del siglo XX, los niños comenzaron a escribir sus cartas pidiendo regalos a los Reyes Magos porque vieron que los niños de EEUU hacían lo mismo con Santa Claus, y funcionaba! Así que lo niños en España, Cuba, México, Puerto Rico, República Dominicana, Paraguay, Uruguay, Colombia y Venezuela comenzaron a enviar sus cartas a través de Correos! Ellos, crearon entonces una asociación que pudiera recogerlas, trasladarlas a sus Majestades los Reyes Magos, e incluso responder!

Los regalos de hoy en día, sin embargo, no tienen nada que ver con los regalos del siglo XIX y menos aún  con los regalos que llevaron a Jesús. ¿Recordáis que llevaban? Melchor llevó oro, reconociendo a Jesús como Rey de Reyes, pues este material está asociado desde tiempos inmemoriales con el poder; Gaspar hizo lo propio con el incienso, identificando a Jesús como Dios, ya que el incienso era un aroma que se ofrecía a la divinidad. Baltasar, por su parte, lo hizo con la mirra, quizás el regalo más misterioso y desconocido de los tres que recibió Jesús en su pesebre. La mirra representaba a Dios como hombre, en tanto que ese material se empleaba para embalsamar a los muertos, y los Reyes Magos reconocían así la vulnerabilidad de Jesús, que moriría para salvar al ser humano.

Todo tenía sentido, cosa que no es de extrañar dada la sabiduría de los tres reyes. Incluso sus ropas, naranja por el oro, violeta por el perdón y verde por la vida.

Se dice, que pudo haber un cuarto peregrino, el mago Artabán, pero que este llegó tarde al encuentro de los magos antes de partir hacia Jerusalén porque paró a ayudar a un anciano moribundo, a quien curó. Artabán llevaba piedras preciosas como ofrendas al niño Jesús. Trató de continuar el viaje el solo, pero por allá donde pasaba la gente le pedía ayuda. Y así, estuvo durante 30 años, hasta que llegó al monte Gólgota y pudo encontrarse con Jesús.

¿Y que hicieron los tres Reyes Magos después de aquella noche? Es un gran secreto, pero dice la leyenda, que los Reyes Magos, después de ser bautizados y convertirse al Cristianismo, vivieron en Saba y luego se trasladaron en 1164 a Constantinopla, ayudados por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico Barbarroja y el Arzobispo  de Colonia.

Allí, de hecho, existe el Relicario de los Tres Reyes, un gran sarcófago triple, dorado y ricamente decorado, colocado encima y detrás del altar mayor de Catedral de Colonia que contiene sus mayores posesiones. Cada año atrae a miles de visitantes, pues además de su interés religioso y artístico, es el relicario más grande del mundo occidental.

Eso sí, no faltan a su cita, y cada 5 de enero, recorren los tres continentes para repartir su magia con todos nosotros y llenarnos de ilusión.

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